Resulta extraño ver la playa totalmente desierta, y aun así apetecible para dar un paseo y oxigenarse un poco. El sábado fui a Sanxenxo -Pontevedra- y el mar estaba precioso, calmado y de un azul intenso. En Santiago lleva tanto tiempo lloviendo que casi se me olvida de qué color es la luz del sol.
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